Soy una incomprendida. Alguien raro en un mundo de normales, o la única normal en un mundo de raros. Soy una de esas personas que se pregunta cosas que a la mayoría de gente le da igual, que concede importancia a algo que los demás ignoran, y que ignora por qué extraño motivo el mundo concede tanta importancia a determinadas cosas. También soy un poco loca, o considerando quizás la proporción en el mundo, ustedes son los locos y no yo.

Tuesday, August 14, 2012

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"Cosas irreales que tan sólo subsisten en la medida de nuestros miedos y de nuestra necesidad de ser tranquilizados: el sentimiento amoroso. La literatura, con la excepción de la poesía. La manera de contar el mundo en los periódicos. La seducción, la venganza, los honores. La conciencia que tenemos de nosotros mismos. Las escrituras de propiedad, las agendas y los calendarios.

Cosas innegablemente reales: el hambre. El frío. La poesía, toda la poesía. Mozart. El dolor de muelas. La dicha. La luz de las estaciones del año. Las voces que no oiremos más. El deseo de justicia. La falta de amor. La dicha, una vez más, sobre todo.

Cosas a las que acompaña un ligero dolor: no encontrar ya nada que leer. Salir de mi casa para coger un tren. El empujón del lunes, los domingos por la noche. La mirada de las vendedoras en las tiendas de lujo, cuando se identifican con lo selecto de lo que venden.

Cosas que vienen por defecto en lugar de otras: la ambición. El dinero. Limpiar los cristales. Ordenar fotos. La ira. Los viajes.

Cosas que ocupan todo su espacio y tienen en sí mismas su propia suficiencia: atar los cordones a un niño. Leer un libro de un tirón, rodeándonos la noche. Cambiar el agua de las flores. La huella de un gorrión en la nieve recién caída. El amor."

¡Felices 19 linda flor!

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