Soy una incomprendida. Alguien raro en un mundo de normales, o la única normal en un mundo de raros. Soy una de esas personas que se pregunta cosas que a la mayoría de gente le da igual, que concede importancia a algo que los demás ignoran, y que ignora por qué extraño motivo el mundo concede tanta importancia a determinadas cosas. También soy un poco loca, o considerando quizás la proporción en el mundo, ustedes son los locos y no yo.

Wednesday, February 17, 2010

Photobucket
Esta noche, mientras cenaba, me he enterado de capítulos de la vida de Gladys, la ecuatoriana que viene a diario a casa a limpiar, etc., que desconocía. Bueno, la verdad es que sabía muy poquito sobre ella y me he quedado bastante sorprendida. Resulta que a pesar de aparentar treinta y tantos años, tirando a cuarenta, más bien tiene veintitantos, tirando a treinta, puede sonar cruel por mi parte, pero es la verdad. Entonces he recordado que el primer fin de semana de rebajas acompañé a mi mamá a por regalos para sus hijos, entre los cuales compramos una sudadera para uno que tiene mi edad. Y me he quedado pensando… si ella tiene casi treinta años, y su hijo, tiene dieciséis, ¿cuándo coño se quedó embarazada? Con apenas… ¿trece, catorce años? Me ha dado mucha pena, es como si yo ahora andase con un criajo de dos añitos de la mano, del cual tuviese que hacerme cargo, ha sido horrible imaginarlo, mas intentando ponerme en su lugar y teniendo en cuenta su situación económica. También me he enterado de que hace algunos años, uno de sus hijos murió ahogado en un río, allí en Ecuador. Y para colmo, ayer fue al médico y no sólo le han encontrado un quiste ovárico, por el cual la tienen que operar, sino que además, está embarazada, por lo que tendrá que dejar de trabajar a finales de este mes. Me han entrado unas ganas tremendas de llorar y he pensado… ¿Cómo puedo estar siendo TAN afortunada sin darme cuenta? ¿Por qué a veces me creo que estoy pasando por el peor momento que cualquier persona pueda pasar? ¿Por qué tengo tanto y pese a ello, sigo queriendo más, más y más? Y lo que es peor… ¿Por qué pienso que no tengo nada? Esa misma tarde que acompañé a mamá a por los regalos, me llevé para mi, que sé yo, como dos chaquetas, un vestido, unos pantalones y alguna cosa más. Y aún así, no me quedé contenta, es la cruda realidad. ¿Cómo podemos ser tan egoistas y desagradecidos? Me he dado cuenta de que vivo sumergida en una profunda infelicidad de la que no sé quien me va a sacar, nunca he sido partidaria de los materialistas, pero la verdad siempre me he sentido más agusto cuando veía entre mis manos cosas que antes anhelaba y sólo formaban parte del escaparate de una tienda, y ¿sabéis? Mantengo firme que no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita, y Gladys, por ejemplo, debe necesitar tan poco, porque ahí está, con todo que se le viene encima, pero tan feliz, vaya, yo la oigo reír todos los días.

2 comments: